sábado, 6 de diciembre de 2014

Affonso Romano de Sant'Anna: El amor mantiene ligados los objetos

El amor mantiene ligados los objetos.
Cada uno en su luz,
en su restricto o voluminoso
                                            modo de ser.

El amor, y solo el amor, edifica
paredes dobles, vigas maestras, tragaluces,
conductos y puertas, sumando
a la luz íntima el sol externo.

Cuando hay amor, los objetos
se tornan suaves. No hay asperezas
en sus formas y frases.

Como un gato, el cuerpo
pasea entre aristas y no se hiere.
Nada le es hostil.
Nada es obstáculo.
Nada está perdido
en el trajín de la casa.

Es como si el cuerpo, más allá de frutas y flores,
aún inmóvil, creara alas.

De ahí cierta displicencia de los objetos
                                                             en la mesa
                                                  en el estante
                                                               en el piso
como cuerpos tendidos en los tapetes
                                                              o en la cama,
pues es ésta la forma de permanecer
cuando se ama.
Lo que no sea así, no es amor.
Es orden exterior a las cosas.

Pues cuando amamos, los objetos nos miran
sin envidia. Por el contrario, secretas glorias
afloran de sus formas
como del cuerpo afloran los labios
y en la poltrona el pelo de su fauna aflora.

Las casas tienen raíces
                                   cuando hay amor.
Aun ratones, cucarachas y caballos,
amén de plantas y pájaros
emiten vibraciones en los subterráneos
de la casa de quien ama.

El cuerpo rezuma aromas luego del baño,
almizcle fluye de los sexos, lavanda
baña los gestos. Enrollados en sus toallas
los cuerpos como olas
se deshacen en orgasmos en la sábana de la tarde.

Los objetos entienden a los hombres, cuando hay amor.
Van a las fiestas y a las guerras, y si acaso
se suicidan cayendo de los anaqueles
son capaces de ostentar su vida
aun como naturalezas muertas.

El amor no somete, el amor arraiga
cada cosa en su lugar y, como el Sol,
pasea iluminando las espirales de oro y plata
que adornan nuestros cuerpos.

No hay límite entre la casa y el mundo, cuando hay amor.
Los amantes invaden todo a toda hora
y el paisaje del mundo al paisaje de la casa
se incorpora.

                                        Traducción de John Casanova

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