El lujo de las cosas nos absorbe;
su número y sus múltiples apariencias provocan en nosotros
una confusión que denominamos conocimiento.
Orad: Dios creó el mundo, unió la noche al día,
formó montañas para realzar el suelo, mares
para lavar su faz, criaturas vivas que con sus súplicas
(predecesoras de las plegarias) buscan un sitio
en este misterio que en el espacio infinito flota.
Dios colocó la Tierra sobre la espalda de un toro,
y al toro sobre un pez que danzaba sobre un ovillo
de luz plateada tan tenue que al aire se asemeja,
y a su vez descansa sobre la nada,
que nada puede compartir.
Todas las cosas son máscaras a disposición de Dios,
símbolos que nos enseñan que el creador todo lo es.
De la "Conferencia de los Pájaros", poema sufí del siglo XII. Versión de Raficq Abdulla.
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