La tristeza ha venido como un buque vacío,
la tristeza ha encallado en mi pecho de piedra.
Me trae en sus bodegas toda una vida vieja,
quintales de nostalgia
y el whisky que he bebido.
La tristeza ha venido con faros apagados.
No sé de dónde viene ni por qué me visita
yo mismo soy un puerto donde para la noche
el mar, como noviembre, va ya de retirada.
Somos un puerto unánime,
puerto de tierra adentro
donde llegan los meses
como veleros lánguidos.
La tristeza ha venido
y me golpea despacio
como el agua golpea
en los acantilados.
Soy un acantilado
de muertos sucesivos
y estoy aquí parado,
bajo una lluvia fina,
junto al silencio frío
del buque de la pena.
¿Cuánto dura noviembre, cuánto dura una vida,
cuánto durará un hombre que tiene ya en el pecho
ese peso dormido de los buques sin gente,
de los mares sin luna, de los mortuorios días?
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