Acostado a tu lado, oigo los trenes.
 Cruzan mi frente sus fugaces luces
 rasgando el horror tibio de esta noche.
 La pausa de silencio me deja una luz roja,
 una nota sobre este pentagrama
 de cables y de vías oscuras y brillantes.
 Acostado a tu lado,
 oigo cómo se alejan con el ruido más triste.
 Quizá me he equivocado no subiendo a uno de ellos.
 Quizá el último acierto
 sea -abrazado a ti-
 dejar pasar los trenes en la noche.
 
 
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