Esto es mi cuerpo. Aquí
  coinciden el lenguaje y el amor.
  La suma de las líneas
  que he escrito ha dibujado
  no mi rostro, sino algo más humilde:
  mi cuerpo. Esto que tocas es mi cuerpo.
  Otro lo dijo
  mejor. Esto que tocas
  no es un libro, es un hombre.
  Yo añado que esto que te toca ahora
  es un hombre.
  Soy yo, porque no hay
  ni una sola sílaba que esté libre de amor,
  no hay ni una sola sílaba
  que no sea un centímetro
  cuadrado de mi piel.
  En el poema soy acariciable
  no menos que en la noche, cuando tiendo
  mi sueño paralelo al sueño que amo.
  No mosaico, ni número, ni suma.
  No sólo eso.
  Esto es una entrega. Soy pequeño
  y grande entre tus manos.
  Ésta es mi salvación. Éste soy yo.
  Este rumor del mundo es el amor.
 
 
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