domingo, 30 de noviembre de 2014

Juan Gil-Albert: Hoy, cuando este pequeño gato intruso...

Hoy, cuando este pequeño gato intruso de pelo azuloso, estando yo en lo profundo de una meditación, ha trepado hasta mí, y dando vueltas sobre mis piernas ha conseguido hallar su postura en mi regazo y allí blandamente acomodado ha reclinado su cabeza con tanto deleite, entornando somnolientamente sus ojos, y lo he sentido después respirar su tibieza de criatura en el goce de saberse protegido y disculpado en los brazos de un ser mayor, bebiendo para su noche de placer la savia de mi despierta energía, he comprendido como nunca-¡y que los hombres me perdonen!- los cantos de San Juan de la Cruz.

De Breviarium Vitae

sábado, 29 de noviembre de 2014

Rubén Darío: Lo fatal


Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque ésa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.

Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el dolor de haber sido y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por

lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
¡y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos!...

viernes, 28 de noviembre de 2014

Herman Melville: Ante el esqueleto de la ballena.

"Qué vano e insensato, entonces, pensé, que el tímido hombre que no conoce mundo trate de comprender correctamente esa portentosa ballena solo con echar una ojeada sobre su aminorado esqueleto muerto, desplegado en este pacífico bosque. No. Únicamente en el corazón de los más palpitantes riesgos; únicamente al estar en los remolinos de sus iracundas palmas; únicamente en el profundo mar ilimitado puede la ballena, enteramente guarnida, ser auténtica y vitalmente revelada".

Fragmento del capítulo "Mediación del esqueleto de la ballena", de Moby Dick.

jueves, 27 de noviembre de 2014

Manuel Altolaguirre: Contigo

No estás tan sola sin mí.
Mi soledad te acompaña.
Yo desterrado, tu ausente.
¿Quién de los dos tiene patria?

Nos une el cielo y el mar.
El pensamiento y las lágrimas.
Islas y nubes de olvido
a ti y a mí nos separan.

¿Mi luz aleja tu noche?
¿Tu noche apaga mis ansias?
¿Tu voz penetra en mi muerte?
¿Mi muerte se fue y te alcanza?

En mis labios los recuerdos.
En mis ojos la esperanza.
No estoy tan solo sin ti.
Tu soledad me acompaña.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Cesare Pavese: Mañana

La ventana entornada recuadra un rostro
sobre el campo del mar. Los lindos cabellos
acompañan el tierno ritmo del mar.

No hay recuerdos en este rostro.
Sólo una sombra huidiza, como de nubes.
La sombra es húmeda y dulce como la arena
de una intacta caverna, bajo el crepúsculo.
No hay recuerdos. Sólo un susurro
que es la voz del mar convertida en recuerdo.

En el crepúsculo, el agua mullida del alba,
que se impregna de luz, alumbra el rostro.
Cada día es un milagro intemporal,
bajo el sol: lo impregnan una luz salobre
y un sabor a vívido marisco.

No existe recuerdo en este rostro.
No hay palabra que lo contenga
o vincule con cosas pasadas. Ayer
se desvaneció de la angosta ventana,
tal como se desvanecerá dentro de poco, sin tristeza
ni humanas palabras, sobre el campo del mar.

 

martes, 25 de noviembre de 2014

Luis Rosales: La cicatriz

     A cada hombre le tendríamos que hablar en una lengua distinta,

            a cada amigo le tendríamos que hablar con una voz distinta

            para que nos pudiese comprender,

            pero la lengua personal es tan fiel a sí misma,

            tan incomunicable

            que las palabras son como ataúdes

            y sólo llevan de hombre a hombre

            su andamio agonizante,

            su remanente de silencio

            y su estertor,

            como aquella mañana

            en que al sentarme en el autobús

            vi a mi lado a una antigua moneda romana,

            una medalla

            o una lápida

            que hablaba masticando las palabras:

            era una campesina ya embebida

            por la intemperie de la noche a tientas

            y de la vida a ciegas,

            que me miraba con un poco de luto en las pupilas

            como queriéndome abrigar,

            y yo no supe contestarle,

            y yo callaba junto a ella

            porque mi lengua personal es inventada

            literaria y enfática,

            y como no me sirve para hablar con un obrero o con un niño,

            y como no me puede dar la absolución,

            a veces tengo que ocultarla como se oculta el dinero en la cartera,

            a veces tengo que callar,

            como hice entonces,

            sintiendo de repente

            la incomunicación

            igual que el aletazo de un murciélago

            con su golpe de trapo,

            y su asco parcelado sobre el rostro

            donde el labio que calla va convirtiéndose en cicatriz.

lunes, 24 de noviembre de 2014

Gonzalo Rojas: ¿Qué se ama cuando se ama?

¿Qué se ama cuando se ama, mi Dios: la luz terrible de la vida
o la luz de la muerte? ¿Qué se busca, qué se halla, qué
es eso: ¿amor? ¿Quién es? ¿La mujer con su hondura, sus rosas, sus volcanes,
o este sol colorado que es mi sangre furiosa
cuando entro en ella hasta las últimas raíces?

¿O todo es un gran juego, Dios mío, y no hay mujer
ni hay hombre sino un solo cuerpo: el tuyo,
repartido en estrellas de hermosura, en partículas fugaces
de eternidad visible?

Me muero en esto, oh Dios, en esta guerra
de ir y venir entre ellas por las calles, de no poder amar
trescientas a la vez, porque estoy condenado siempre a una,
a esa una, a esa única que me diste en el viejo paraíso.

domingo, 23 de noviembre de 2014

Juan Gelman: Tal vez bajo del pelo, bajo el párpado

Tal vez bajo del pelo, bajo el párpado,
bajo humos, sábados, paredes, trajes,
aymeduelen, vecinos, hastaluegos,
guarda la gente un poco de ternura.
Es tal vez bajo el ala del sombrero
o tal vez en la mano, en su pañuelo,
donde la gente suele atardecer
cuando la tarde es cruel como un cuchillo.
Y si no, ¿cómo explica su mejilla?
¿Y cómo explica su continuo andar,
reír, pelear, me digo, cómo explica,
si esto pega tan duro en el estómago?
Tal vez bajo la noche,
la gente saca su ternura a ver
si algo le han dado, si algo le ha dolido,
charla un poco, desteje su cansancio,
suelta un pájaro y sueña hasta mañana.

sábado, 22 de noviembre de 2014

Ernst Stadler: Apóstrofe

No soy más que una llama, un grito, y fuego y sed.
Por las angostas hondonadas de mi corazón se lanza el tiempo
como agua oscura, raudo, violento, inadvertido,
y arde en mi cuerpo un signo: la caducidad.

Pero tú eres el redondo espejo por el que resbalan
los crecidos arroyos de la vida
tras cuyo fondo áureo y abundante
las cosas que murieron resucitan radiantes.

En mí arde y se extingue lo mejor. Una estrella alocada
que cae en un abismo de azules noches de verano,
pero la imagen de tus días está en alto y distante,
señal eterna, situada como protección alrededor de tu destino.

viernes, 21 de noviembre de 2014

Anónimo chino (siglo I): Agua

Me asomé al río Yang-T'se,
me seducía la transparencia de sus aguas
y las quise aprisionar entre mis manos,
pero me fue imposible.
Hoy, admirando tu belleza,
Quise, amante,
Aprisionarla con mi cariño,
Pero se me fue, fugitiva,
Como el agua.

jueves, 20 de noviembre de 2014

Vicente Valero: Días de bosque (fragmentos)

II.

Un día, en el bosque secreto de las palabras, cierto ciervo que vi, que se veía, me dijo, allá donde no había caminos ni senderos, sino solamente la hierba alta y el ramaje esparcido, que a los desesperados el río de la noche los alumbra, pero solo si bañan sin miedo su dolor.

III.

El aviador no es como el pájaro.

El aviador qué sabe de este limo, por ejemplo.
De estas piedras azules bajo el árbol.

Qué sabe el aviador de estas raíces.
De estas ramas podridas, de estas hojas mojadas:

Tan suaves y gustosas.

VII.

El caminante ahuyenta, caminando, a sus demonios.
Estos son siempe sedentarios.

VIII.

El pensamiento más profundo del cazador es su disparo.

Con él penetra a solas, siempre, en el silencio de las largas distancias, en la humedad salobre del amanecer.

Con él penetra en el corazon oscuro de las tórtolas.

IX.

Palabras que hemos visto sumergirse, a solas, muchas noches, en las aguas oscuras de este río.

Cierto ciervo que vi bebía entonces, lavaba sus heridas invisibles.

Un nuevo idioma renacía a oscuras, temblaba como animal nocturno, ardía hasta el amanecer.

XIX

Desnudo y solo, entre las ramas de la encina, temblando, te he encontrado por fin, sol de diciembre.

Ven a casa conmigo.

XX.

Oscuro pero cálido idioma que aprendimos con las manos, palpando la membrana viscosa de los nidos, el crecimiento del musgo y la telaraña, las venas blancas de las hojas muertas, la sequedad del hormiguero.

XXII.

Agua del bosque: vierte tu transparencia sobre mi corazón.
Dame tu claridad.
Hazme invisible.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Juan Gil-Albert: El patrimonio

Tan poco como tengo
y no lo puedo dar:
lo mío es mío.
Y veo en torno el radio luminoso
de lo que me es ajeno:
el campo es campo,
la belleza, belleza,
el agua, agua,
y la sombra del árbol levemente
tendida allí,
cual trémulos encajes,
para el que viene un día y se reposa.
¿Qué nos podemos dar
más que esa sombra,
que ese descanso,
ese momento eterno y fugitivo
en que nuestro sudor siente la brisa
que le despliega el monte?
¿Qué otra cosa mejor?
Solo una sombra
de nuestra luz.
Que el hombre pasa
y solo puede dar de lo que tiene
su presencia clemente,
una mirada hermosa,
unas palabras.
Que todo lo demás con él se extingue
como una estela verde.
Como el verano.

martes, 18 de noviembre de 2014

Tao Ch'ien: Me hice una choza entre los hombres


Me hice una choza entre los hombres.

Y, sin embargo, no oigo ni el ruido de los caballos ni el de los carruajes.

¿Cómo puede ser esto?

El corazón distante crea la soledad.

Cojo crisantemos detrás del seto del Oeste,

y a lo lejos se ve la montaña del Sur.

Al atardecer, el aire de las montañas es delicioso.

Vuelan los pájaros uno en pos de otro.

En todo esto hay un hondo sentido,

pero cuando lo quiero explicar me faltan las palabras.


Tao Ch'ien (siglo IV) Traducción de Marcela de Juan (Ma Ce Huang)

lunes, 17 de noviembre de 2014

Gerard Manley Hopkins: No worst, there is none


No worst, there is none. Pitched past pitch of grief,

More pangs will, schooled at forepangs, wilder wring.

Comforter, where, where is your comforting?

Mary, mother of us, where is your relief?


My cries heave, herds-long; huddle in a main, a chief

Woe, wórld-sorrow; on an áge-old anvil wince and sing —

Then lull, then leave off. Fury had shrieked 'No ling-

ering! Let me be fell: force I must be brief."'


O the mind, mind has mountains; cliffs of fall

Frightful, sheer, no-man-fathomed. Hold them cheap

May who ne'er hung there. Nor does long our small

Durance deal with that steep or deep. Here! creep,

Wretch, under a comfort serves in a whirlwind: all


Life death does end and each day dies with sleep.
  


    Nada peor, no hay nada. Lanzado más allá del abismo del dolor, nuevas punzadas,
entrenadas en otras anteriores,
 me retorcerán aún más salvajemente.
Tú, que consuelas, ¿dónde, dónde está tu consuelo?
María, madre nuestra, ¿dónde está tu alivio?
Mis gritos lanzo, largos como rebaños; se apiñan en un único, en un primigenio
lamento del pesar del mundo;  sobre un yunque viejo como el tiempo, me doblan de dolor y repican-
Luego se aquietan, luego paran. La Furia había gritado: “¡No permanece-

! Seré cruel: por fuerza he de ser breve.”

Oh la mente, la mente tiene montañas; acantilados de precipicios
horribles, escarpados, oscuros para el hombre. Quizá los tenga en poco
quien nunca allí pendió. Ni puede tratar por mucho tiempo


nuestra breve condena con algo tan abrupto y profundo. ¡Vamos! trepa,
desgraciado, y que te sirva de consuelo esto en el torbellino: toda
vida termina con la muerte y cada día muere con el sueño.

domingo, 16 de noviembre de 2014

Angelus Silesius: La rosa es sin porqué

La rosa es sin porqué,
florece porque florece,
no tiene interés en sí misma,
no desea ser vista.

sábado, 15 de noviembre de 2014

Nezahualcóyotl: Yo lo pregunto

Yo Nezahualcóyotl lo pregunto:
¿Acaso de veras se vive con raíz en la tierra?
Nada es para siempre en la tierra:
Sólo un poco aquí.
Aunque sea de jade se quiebra,
Aunque sea de oro se rompe,
Aunque sea plumaje de quetzal se desgarra.
No para siempre en la tierra:
Sólo un poco aquí.

viernes, 14 de noviembre de 2014

Octavio Paz: Más allá del amor

Todo nos amenaza:
el tiempo, que en vivientes fragmentos divide
al que fui
del que seré,
como el machete a la culebra;
la conciencia, la transparencia traspasada,
la mirada ciega de mirarse mirar;
las palabras, guantes grises, polvo mental sobre la yerba,
el agua, la piel:
nuestros nombres, que entre tú y yo se levantan,
murallas de vacío que ninguna trompeta derrumba.
Ni el sueño y su pueblo de imágenes rotas,
ni el delirio y su espuma profética,
ni el amor con sus dientes y uñas, nos bastan.
Más allá de nosotros,
en las fronteras del ser y el estar,
una vida más vida nos reclama.

 
Afuera la noche respira, se extiende,
llena de grandes hojas calientes,
de espejos que combaten:
frutos, garras, ojos, follajes,
espaldas que relucen,
cuerpos que se abren paso entre otros cuerpos.

Tiéndete aquí a la orilla de tanta espuma,
de tanta vida que se ignora y se entrega:
tú también perteneces a la noche.
Extiéndete, blancura que respira,
late, oh estrella repartida, copa,
pan que inclinas la balanza del lado de la aurora,
pausa de sangre entre este tiempo y otro sin medida.

jueves, 13 de noviembre de 2014

Anne Sexton: The kiss

My mouth blooms like a cut.
I've been wronged all year, tedious
nights, nothing but rough elbows in them
and delicate boxes of Kleenex calling crybaby
crybaby,  you fool !
 
Before today my body was useless.
Now it's tearing at its square corners.
It's tearing old Mary's garments off, knot by knot
and see -- Now it's shot full of these electric bolts.
Zing! A resurrection!

Once it was a boat, quite wooden
and with no business, no salt water under it
and in need of some paint. It was no more
than a group of boards. But you hoisted her, rigged her.
She's been elected.
My nerves are turned on. I hear them like
musical instruments. Where there was silence
the drums, the strings are incurably playing. You did this.
Pure genius at work. Darling, the composer has stepped
into fire.
 
 
EL BESO
 
Mi boca florece como un corte.
Me han tratado mal todo el año, tediosas
noches, nada en ellas sino hombros ásperos
y delicadas cajas de Kleenex diciendo ¡llora nena,
nenita, llora, idiota!
 
Antes de hoy mi cuerpo era inútil.
Ahora se despedaza hacia sus esquinas cuadradas.
Se arranca el atuendo de la virgen María, nudo a nudo
y mira – ahora está borrachísimo con estos cerrojos eléctricos.
¡Zing, una resurrección!
 
Una vez fue un bote, con demasiada madera
y sin propósito, sin mar debajo suyo
y necesitado de una mano de pintura. No era más
que un conjunto de tablas. Pero tú lo levantaste, lo encordaste.
Ha sido elegido.
 
Mis nervios están encendidos. Los oigo como
instrumentos musicales. Donde había silencio
los tambores, las cuerdas están tocando, incurables. Tú hiciste esto.
Puro genio funcionando. Querido, el compositor ha entrado
en fuego.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Sylvia Plath: Apprehensions

There is this white wall, above which the sky creates itself –
Infinite, green, utterly untouchable.
Angels swim in it, and the stars, in indifference also.
They are my medium.
The sun dissolves on this wall, bleeding its lights.
 
A grey wall now, clawed and bloody.
Is there no way out of the mind?
Steps at my back spiral into a well.
There are no trees or birds in this world,
There is only sourness.

This red wall winces continually:
A red fist, opening and closing,
Two grey, papery bags –
This is what i am made of, this, and a terror
Of being wheeled off under crosses and rain of pieties.

On a black wall, unidentifiable birds
Swivel their heads and cry.
There is no talk of immorality amoun these!
Cold blanks approach us:
They move in a hurry.


 Temores

Esta pared blanca sobre la que el cielo hácese a sí mismo:
infinita, verdad, intocablemente intocable.
Los ángeles se bañan en ella, y las estrellas igualmente, en indiferencia también.
Mi medio son.

El sol se disuelve contra esa pared, desangrándose de sus luces.
 
Gris es la pared ahora, desgarrada y sangrienta.
¿Cómo salir de la mente?
Los pasos a mi zaga concéntranse en un pozo.
Este mundo carece de árboles y de pájaros,
solo hay agrura en él.


La pared roja no hace más que sobresaltarse:
un puño rojo se abre y se cierra,
dos papelosas bolsas grises:
he aquí mi materia, bueno: y terror también
a que llévenme entre cruces y una lluvia de lástimas.


Irreconocibles pájaros en una pared negra:
torciendo el cuello.
¡Esos sí que no hablan de inmortalidad!
Dos frías balas muertas se nos aproximan:
con mucha prisa vienen.

martes, 11 de noviembre de 2014

Wilhelm Müller: Fuego fatuo

En las profundas grietas de las rocas
un fuego fatuo atrajo mi atención:
cómo encontrar la salida
no pesó en mi ánimo.

Estoy acostumbrado a caminar errante,
pues todo camino lleva a la meta;
¡nuestras alegrías y penas
todas son juego de un fuego fatuo!

Por el seco cauce de un torrente de la montaña
desciendo tranquilamente.
Cada río alcanzará el mar,
y cada pena, su tumba.


(Traducido del alemán por Fernando Pérez Cárceles)

Este poema pertenece al conjunto Winterreise ("Viaje de Invierno"), utilizado por Schubert como texto del ciclo de lieder del mismo nombre.

Irrlicht, "Fuego fatuo" (Schubert / Müller), interpretado por Fischer-Dieskau:

https://www.youtube.com/watch?v=Kcwyf949RRU&list=PLMvGT7nYTrgh4scBV0JrsgRdjK2yQDcg1&index=34

domingo, 9 de noviembre de 2014

Miguel Postigo: Nabokov habla a su mariposa


 Anónima y mortal, ayer volabas
en el alba. Tu vida duraría
lo que dura la breve luz del día.
Pero yo te apresé. No sospechabas
que aquel día fue tu final
y tu eterno principio. Fue tu suerte
que yo te diese un nombre y una muerte
clasificada. Hoy eres inmortal.
Eres la especie, el nombre, la memoria
redentora que salva a tus hermanas,
mortales en las trémulas mañanas.
Eres su eternidad. Eres su historia.
Clavada en un cartón,bajo un letrero,
como el Otro, clavado en el madero.

César Vallejo: Ágape

Hoy no ha venido nadie a preguntar;
ni me han pedido en esta tarde nada.

No he visto ni una flor de cementerio
en tan alegre procesión de luces.
Perdóname, Señor: qué poco he muerto!

En esta tarde todos, todos pasan
sin preguntarme ni pedirme nada.

Y no sé qué se olvidan y se queda
mal en mis manos, como cosa ajena.

He salido a la puerta,
y me da ganas de gritar a todos:
Si echan de menos algo, aquí se queda!

Porque en todas las tardes de esta vida,
yo no sé con qué puertas dan a un rostro,
y algo ajeno se toma el alma mía.

Hoy no ha venido nadie;
y hoy he muerto qué poco en esta tarde!

sábado, 8 de noviembre de 2014

Álvaro de Campos: Tabaquería


No soy nada.
Nunca seré nada.
No puedo querer ser nada.
Aparte de eso, tengo en mí todos los sueños del mundo.
Ventanas de mi cuarto,
De mi cuarto de uno de los millones en el mundo que nadie sabe
quién es
(Y si supiesen, ¿qué sabrían?),
Dais al misterio de una calle cruzada constantemente por gente,
A una calle inaccesible a todos los pensamientos,
Real, imposiblemente real, cierta, desconocidamente cierta,
Con el misterio de las cosas bajo las piedras y los seres,
Con la muerte que mancha de humedad las paredes y hace
blancos los cabellos de los hombres,
Con el Destino que conduce la carroza de todo por el camino de
nada.
Estoy hoy vencido, como si supiese la verdad.
Estoy hoy lúcido, como si estuviese por morir,
Y no tuviese más hermandad con las cosas
Que la de una despedida, tornándose esta casa a este lado de la
calle
La hilera de vagones de un tren, y el silbido de una partida
Dentro de mi cabeza,
Y una sacudida de mis nervios y un chirriar de huesos al arrancar.
Estoy hoy perplejo, como quien pensó y halló y olvidó.
Estoy hoy dividido entre la lealtad que debo
A la Tabaquería del otro lado de la calle, como cosa real por fuera,
Y a la sensación de que todo es sueño, como cosa real por dentro.
Fallé en todo.
Como no hice ningún propósito, tal vez todo fuese nada.
El aprendizaje que me dieron,
Descendí por la ventana trasera de la casa.
Fui al campo con grandes propósitos.
Pero allí sólo encontré yerbas y árboles,
Y cuando había gente era igual a la otra.
Me retiro de la ventana y me siento en una silla. ¿En qué he de
pensar?
¿Qué sé yo lo que seré, yo, que no sé lo que soy?
¿Ser lo que pienso? ¡Pienso ser tanta cosa!
¡Y hay tantos que piensan ser la misma cosa que no puede haber
tantos!
¿Genio? En este momento
Cien mil cerebros se piensan en sueños genios como yo,
Y la historia no señalará, ¿quién sabe? ni a uno,
No habrá sino un muladar para tantas futuras conquistas.
No, no creo en mí.
¡En todos los manicomios hay tantos locos deschavetados con
tantas certezas!
Yo, que no tengo ninguna certeza, ¿soy más cierto o menos cierto?
No, ni en mí...
¿En cuántas buhardillas y no buhardillas del mundo
No están en esta hora genios-para-sí-mismos soñando?
¿Cuántas aspiraciones altas y nobles y lúcidas—
Sí, verdaderamente altas y nobles y lúcidas—,
Y quién sabe si realizables,
¿Nunca verán la luz del sol real ni hallaran oídos de nadie?
El mundo es de quien nace para conquistarlo
Y no para quien sueña que puede conquistarlo, aunque tenga
razón.
He soñado más que Napoleón.
He abrazado contra el pecho hipotético más humanidades que
Cristo.
Hice filosofías en secreto que ningún Kant escribió.
Pero soy, y tal vez seré siempre, el de la buhardilla,
Aunque no viva en ella;
Seré siempre el que no nació para esto,
Seré siempre sólo el que tenía cualidades;
Seré siempre el que esperó que le abriesen la puerta al pie
de una pared sin puerta,
Y cantó la cantiga del Infinito en un gallinero,
Y escuchó la voz de Dios en un pozo cegado.
¿Creer en mí? No, ni en nada.
Que me derrame la Naturaleza sobre la cabeza ardiente
Su sol, su lluvia, el viento que me despeina,
Y lo demás que venga si viene o que tenga que venir, o que no
venga.
Esclavos cardíacos de las estrellas,
Conquistamos todo el mundo antes de levantarnos de la cama;
Pero nos despertamos y él es opaco,
Nos levantamos y es ajeno,
Salimos de casa y es la tierra entera,
Más el sistema solar y la Vía Láctea y lo Indefinido.
(Come chocolates, niña;
¡Come chocolates!
Mira que no hay más metafísica en el mundo que la de los
chocolates.
Mira que todas las religiones no enseñan más que la confitería.
¡Come, niña sucia, come!
¡Si pudiera yo comer chocolates con la misma verdad con que tú
los comes!
Pero yo pienso y, al quitarles el papel plateado, que es de estaño,
Arrojo todo al suelo, como tiré la vida.)
Pero queda al menos de la amargura de lo que nunca seré
La caligrafía rápida de estos versos,
Pórtico hendido hacia lo Imposible.
Pero al menos dedico a mí mismo un desprecio sin lágrimas,
Noble al menos por el gesto amplio con que arrojo
La ropa sucia que soy, sin motivo, para el decurso de las cosas,
Y me quedo en casa sin camisa.
(Tú que consuelas, que no existes y por eso consuelas,
O diosa griega, concebida como estatua con vida,
O patricia romana, imposiblemente noble y nefasta,
O princesa de trovadores, gentilísima y colorida,
O marquesa del siglo dieciocho, escotada y distante,
O cocotte célebre del tiempo de nuestros padres,
O no sé qué moderno —no concibo bien qué—,
Todo eso, sea lo que fuera, lo que sea, si puede inspirar ¡qué
inspire!
Mi corazón es un balde vacío.
Como invocan espíritus los que invocan espíritus me invoco
Me invoco a mí mismo y nada encuentro.
Me acerco a la ventana y veo la calle con una nitidez absoluta.
Veo las tiendas, veo las aceras, veo los coches que pasan.
Veo los entes vivos vestidos que se cruzan,
Veo los perros que también existen,
Y todo esto me pesa como un condena al destierro,
Y todo esto es extranjero, como todo.)
Viví, estudié, amé y hasta creí,
Y hoy no hay mendigo al que no envidie sólo por no ser yo.
En cada uno miro los andrajos y las llagas y la mentira,
Y pienso: tal vez nunca hayas vivido ni estudiado ni amado ni
creído
(Porque es posible hacer la realidad de todo eso sin hacer
nada de eso);
Tal vez hayas existido apenas, como un lagarto a quien cortan
la cola
Y que es cola más acá del lagarto que se retuerce.
Hice de mí lo que no supe,
Y lo que pude hacer de mí no lo hice.
Vestí un disfraz equivocado.
Me tomaron enseguida por quien no era, y no lo desmentí, y me
perdí.
Cuando quise arrancarme la máscara,
Estaba pegada a la cara.
Cuando la arrojé y me vi en el espejo,
Ya había envejecido.
Estaba borracho, y no sabía vestir el disfraz que no me había
quitado.
Arrojé la mascara y dormí en el vestidor
Como un perro tolerado por la gerencia
Por ser inofensivo
Y voy a escribir esta historia para probar que soy sublime.
Esencia musical de mis versos inútiles,
quién pudiera encontrarte como cosas que yo hice,
Y no quedarme siempre enfrente de la Tabaquería de enfrente,
Pisoteando la conciencia de estar existiendo,
Como un tapete con el que tropieza un borracho
O la esterilla que los gitanos roban y no vale nada.
Pero el Dueño de la Tabaquería se asomó a la puerta y se quedó
en ella.
Lo miro con la incomodidad de la cabeza torcida
Y con la incomodidad de una alma que mal entiende.
Él morirá y yo moriré.
Él dejará el letrero, yo dejaré versos.
Y un día morirá el letrero y también mis versos.
Después morirá la calle donde estuvo el letrero,
Y la lengua en que fueron escritos los versos.
Morirá después el planeta girante en que todo esto sucedió.
En otros satélites de otros sistemas cualquier cosa como nosotros
Continuará haciendo cosas como versos y viviendo debajo de las
cosas como letreros,
Siempre una cosa frente a otra,
Siempre una cosa tan inútil como la otra.
Siempre lo imposible tan estúpido como lo real,
Siempre el misterio del fondo tan cierto como el sueño del
misterio de la superficie,
Siempre ésta o aquella cosa o ni una ni la otra cosa.
Pero un hombre entró en la Tabaquería (¿a comprar tabaco?),
Y la realidad plausible cae de repente sobre mí.
Me incorporo a medias enérgico, convencido, humano,
Y voy a intentar escribir estos versos en los que digo lo contrario.
Enciendo un cigarro al pensar en escribirlos
Y saboreo en el cigarro la liberación de todos los pensamientos.
Sigo el humo como mi camino,
Y gozo, en un momento sensitivo y adecuado,
La liberación de todas las especulaciones
Y la conciencia de que la metafísica es la consecuencia de una
indisposición.
Después me reclino en la silla
Y sigo fumando.
Seguiré fumando hasta que el Destino me lo permita.
(Si me casase con la hija de mi lavandera
Tal vez sería feliz.)
Visto esto, me levanto de la silla. Me acerco a la ventana.
El hombre salió de la Tabaquería (¿guarda el cambio en el bolsillo
del pantalón?).
Ah, lo conozco: es Esteves sin metafísica.
(El Dueño de la Tabaquería llegó a la puerta.)
Como por un instinto divino, Esteves se volvió y me vio.
Hizo una señal de adiós, le grité ¡Adiós, Esteves!, y el universo
Se reconstruye en mí sin ideal ni esperanza, y el Dueño de la
Tabaquería sonrió.

viernes, 7 de noviembre de 2014

Leopoldo María Panero: Deseo de ser piel roja

La llanura infinita y el cielo su reflejo.Deseo de ser piel roja.
A las ciudades sin aire llega a veces sin ruido
el relincho de un onagro o el trotar de un bisonte.
Deseo de ser piel roja.
Sitting Bull ha muerto: no hay tambores
que anuncien su llegada a las Grandes Praderas.
Deseo de ser piel roja.
El caballo de hierro cruza ahora sin miedo
desiertos abrasados de silencio. Deseo
de ser piel roja.
Sitting Bull ha muerto y no hay tambores
para hacerlo volver desde el reino de las sombras.
Deseo de ser piel roja.
Cruzó un último jinete la infinita
llanura, dejó tras de sí vana
polvareda, que luego se deshizo en el viento.
Deseo de ser piel roja.
En la Reservación no anida
serpiente cascabel, sino abandono.
DESEO DE SER PIEL ROJA.
(Sitting Bull ha muerto, los tambores
lo gritan sin esperar respuesta. )

jueves, 6 de noviembre de 2014

Wislawa Szymborska: Nada en propiedad

Nada en propiedad, todo prestado.
Estoy empeñada hasta el cuello.
Tendré que liquidar la deuda
Entregándome a mí misma.

Ahí está todo establecido:
devolver el corazón,
devolver el hígado,
y cada uno de los dedos.

Es tarde para cambiar las cláusulas del contrato.
Me harán pagar la deuda
junto con mi piel.

Ando por un mundo repleto de deudores.
Sobre unos pesa
el embargo de las alas.
Otros, quieran o no,
declararán las hojas.

Cada tejido nuestro
está en el Debe,
Ni una pestaña, ni una ramita
Podrá ser conservada para siempre.

Hasta el último detalle está inventariado,
y todo parece indicar
que hemos de quedarnos sin nada.

No logro recordar
dónde, cuándo y para qué
permití que me abrieran
esta cuenta.

La protesta contra eso
es lo que llamamos alma.
Y es esto lo único
que no está en el inventario.

Wislawa Szymborska (Kornik, Polonia, 1923-2012)
Traducción de Katarzyna Moloniewicz

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Juan Ramón Jiménez: ¿El cuerpo tiene más hambre...

¿El cuerpo tiene más hambre,

o el alma?... ¿Y de qué? Si hago

el gusto del cuerpo, el alma

es la que ansía... ¿qué? Si, harto,

hago lo que el alma quiere,

anhela el cuerpo... ¿qué? Hastiado

el cuerpo, el alma es de oro;

el alma, el cuerpo es el áureo.

¡Amor del alma y del cuerpo!

¡Cuándo ¡ay! llegará, cuándo,

la luna de miel eterna

de los dos enamorados!

martes, 4 de noviembre de 2014

Nazim Hikmet: Mi mujer me acompañó hasta Brest

Mi mujer me acompañó hasta Brest, bajó del tren y permaneció en el andén,
fue haciéndose cada vez más pequeña
hasta que se convirtió en un grano de trigo en el azul infinito,
después ya no pude ver nada más que los raíles.

Luego, cuando llamó desde Polonia, no pude responder.
No pude preguntar: «¿Dónde estás, amada mía, dónde?»
«¡Ven conmigo!», dijo, pero no pude ir junto a ella,
el tren circulaba como si nunca fuera a detenerse
y me ahogaba la tristeza.

Luego, la nieve comenzó a disolverse sobre la tierra arenosa
y de repente me di cuenta de que mi mujer estaba mirándome
y me preguntaba: «¿me has olvidado?, ¿me has olvidado?»,
la primavera caminaba por el cielo con los pies descalzos y embarrados.

Luego, las estrellas bajaron a posarse en los postes de telégrafo,
la oscuridad se abatió sobre el tren como si fuera lluvia,
mi mujer permanecía al pie de los postes de telégrafo,
su corazón latía tac tac como si estuviese en mis brazos,
los postes se acercaban y pasaban, pero ella no se movía del sitio,
el tren circulaba como si nunca fuera a detenerse
y me ahogaba la tristeza.

Luego, de repente, me di cuenta de que hace años, hace muchos años
               que vivo en este tren
-pero todavía no sé cómo y por qué lo he comprendido-
y cantando con la misma fuerza y con la misma esperanza
sigo alejándome de la ciudad y de las mujeres amadas
y su nostalgia es como una herida abierta,
mientras me acerco a algún lugar, a algún lugar.

lunes, 3 de noviembre de 2014

Alejandra Pizarnik: El despertar



                                                        A León Ostrov

Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
y se ha volado
y mi corazón está loco
porque aúlla a la muerte
y sonríe detrás del viento
a mis delirios

Qué haré con el miedo
Qué haré con el miedo

Ya no baila la luz en mi sonrisa
ni las estaciones queman palomas en mis ideas
Mis manos se han desnudado
y se han ido donde la muerte
enseña a vivir a los muertos

Señor
El aire me castiga el ser
Detrás del aire hay monstruos
que beben de mi sangre

Es el desastre
Es la hora del vacío no vacío
Es el instante de poner cerrojo a los labios
oír a los condenados gritar
contemplar a cada uno de mis nombres
ahorcados en la nada.

Señor
Tengo veinte años
También mis ojos tienen veinte años
y sin embargo no dicen nada

Señor
He consumado mi vida en un instante
La última inocencia estalló
Ahora es nunca o jamás
o simplemente fue

¿Cómo no me suicido frente a un espejo
y desaparezco para reaparecer en el mar
donde un gran barco me esperaría
con las luces encendidas?

¿Cómo no me extraigo las venas
y hago con ellas una escala
para huir al otro lado de la noche?

El principio ha dado a luz el final
Todo continuará igual
Las sonrisas gastadas
El interés interesado
Las preguntas de piedra en piedra
Las gesticulaciones que remedan amor
Todo continuará igual

Pero mis brazos insisten en abrazar al mundo
porque aún no les enseñaron
que ya es demasiado tarde

Señor
Arroja los féretros de mi sangre

Recuerdo mi niñez
cuando yo era una anciana
Las flores morían en mis manos
porque la danza salvaje de la alegría
les destruía el corazón

Recuerdo las negras mañanas de sol
cuando era niña
es decir ayer
es decir hace siglos

Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
y ha devorado mis esperanzas

Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
Qué haré con el miedo

 

domingo, 2 de noviembre de 2014

Edward Thomas: Digging

To-day I think
Only with scents, - scents dead leaves yield,
And bracken, and wild carrot's seed,
And the square mustard field;

Odours that rise
When the spade wounds the root of tree,
Rose, currant, raspberry, or goutweed,
Rhubarb or celery;

The smoke's smell, too,
Flowing from where a bonfire burns
The dead, the waste, the dangerous,
And all to sweetness turns.

It is enough
To smell, to crumble the dark earth,
While the robin sings over again
Sad songs of Autumn mirth.



CAVANDO

Hoy pienso
Sólo en aromas - aromas que producen las hojas muertas,
Y el helecho, y la semilla de la zanahoria silvestre,
Y el campo rectilíneo de mostaza;

Olores que
se elevan
Cuando la pala hiere la raíz del árbol,
Rosa, grosella, frambuesa o egopodio,
Ruibarbo o apio;

El olor del humo, también,

Fluyendo desde donde una fogata quema
Lo muerto, los despojos, lo peligroso,
Y todo torna en dulzura.

Es suficiente
Oler
, desmenuzar la tierra oscura,
Mientras el petirrojo entona una y otra vez
Tristes melodías del júbilo de otoño.


(Versión de J.Miguel Ridao)

sábado, 1 de noviembre de 2014

Dulce María Loynaz: Agua escondida

Tú eres el agua oscura
que mana por dentro de la roca.
Tú eres el agua oscura y entrañable
que va corriendo bajo la tierra,
ignorada del sol,
de la sed de los que rastrean la tierra,
de los que ruedan por la tierra.
Tú eres agua virgen sin destino y sin nombre
geográfico; tú eres la frescura intocada,
el trémulo secreto de frescura, el júbilo secreto
de esta frescura mía que tú eres, de esta agua
honda que tú has sido siempre,
sin alcanzar a ser más nada que eso;
agua negra, sin nombre...
¡Y apretada, apretada contra mí!