miércoles, 26 de agosto de 2015

Francisco de Medrano: Soneto XXII


No sé cómo ni cuando ni qué cosa  

 sentí que me llenaba de dulzura;  

 sé que llegó a mis brazos la hermosura,  

 de gozarse conmigo codiciosa;  

 

sé que llegó, si bien con temerosa 

 vista resistí apenas su figura;  

 luego pasmé como el que en noche oscura,  

 perdido el tino, el pie mover no osa.  

 

  Siguió un gran gozo a este pasmo o sueño  

 -no sé cómo ni cuando ni qué ha sido-   

 que lo sensible todo puso en calma.  

 

  Ignorarlo es saber: que es bien pequeño  

 el que puede abarcar solo el sentido,  

 y éste pudo caber en solo el alma.

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